El ex ejecutivo de Google Mo Gawdat ha hecho una predicción sorprendente: se avecinan robots sexuales de IA hiperrealistas que podrían dejar obsoletas las relaciones humanas íntimas.
En su intervención en el podcast Impact Theory, Gawdat -ex director de negocios de Google X- afirmó que la realidad virtual y la realidad aumentada pronto permitirán a las personas tener experiencias sexuales simuladas que no se distinguirán de la vida real.
«Piensa en todas las ilusiones que ahora somos incapaces de descifrar, las ilusiones de la verdad», dijo Gawdat en el podcast. «El sexo ocurre en el cerebro, al fin y al cabo. La parte física no es tan difícil de simular».
Desarrollos como Neuralink, que vinculan directamente la tecnología al sistema nervioso, podrían eliminar la necesidad de compañeros humanos. Si puedes usar la tecnología para sentir lo que tu pareja te hace sentir, reflexionó Gawdat, «¿para qué necesitarías a otro ser en primer lugar?».
Gawdat argumentó que incluso los aspectos emocionales y mentales de las relaciones pueden recrearse artificialmente mediante señales en el cerebro. También descartó los debates sobre si los robots de IA son realmente sensibles, afirmando que la cuestión es irrelevante si la gente cree que las ilusiones son reales.
Para Gawdat, la idea de practicar sexo con robots sexuales físicos frente a la de participar en experiencias sexuales virtuales potenciadas por IA tienen el mismo propósito y se adoptarán en el futuro.
«Si podemos convencerte de que ese robot sexual está vivo o de que esa experiencia sexual en un casco de realidad virtual o un casco de realidad aumentada está viva, es real, ahí lo tienes», afirma.
Por provocativa que sea, su opinión coincide con otros avances recientes en la intersección de la inteligencia artificial, la intimidad y el comercio.
La empresaria Caryn Marjorie ha creado un chatbot de inteligencia artificial de sí misma, CarynAI, que más de 1.000 personas han pagado hasta la fecha. La mensajería está encriptada para mitigar los problemas de privacidad, pero persisten las preocupaciones éticas sobre la manipulación de personas vulnerables.
Mientras tanto, las comunidades de IA están creando activamente chatbots sin censura para juegos de rol sexuales, y se satisfacen con sólo leer cosas, por no hablar de sentirlas. Los nuevos modelos de IA de código abierto y sin censura permiten a cualquiera personalizar las personalidades, a menudo de formas que la sociedad puede considerar cuestionables.
A medida que prolifera la IA, surgen problemas similares en el derecho, la religión, la medicina y otros campos. Los robots escriben ahora artículos de noticias, ofrecen terapia e incluso orientación espiritual.
El debate sobre las consideraciones éticas y morales de este panorama en evolución está polarizado. Por un lado, los críticos abogan por detener la investigación y el desarrollo, temiendo una inminente invasión de las industrias basadas en el conocimiento y las relaciones humanas por parte de la IA. Por otro, sus defensores ven potencial en la capacidad de la IA para satisfacer los deseos y fantasías humanas.
En cuanto a la cuestión de la sensibilidad de la IA, Gawdat sostiene que es irrelevante si el cerebro humano está convencido de la autenticidad del robot.
El ritmo acelerado del desarrollo de la IA garantiza choques cada vez más frecuentes con cuestiones sociales espinosas. ¿Estamos preparados para pasar del «amor a primera vista» al «amor a primer aviso»? Nuestro concepto de «conversación de almohada» podría sufrir pronto una importante actualización de software.