Inflection AI, la prometedora startup que está detrás del chatbot Pi, dotado de inteligencia artificial, ha conseguido recaudar la impresionante cifra de 1.300 millones de dólares, lo que eleva significativamente el valor de la empresa a unos 4.000 millones de dólares.
Esta operación llega tras una serie de lucrativas inversiones en el sector de la IA, respaldadas por los gigantes tecnológicos Microsoft y Nvidia, y por titanes de la tecnología como Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, Bill Gates, cofundador de Microsoft, y Eric Schmidt, antiguo consejero delegado de Google.
Cabe destacar que Nvidia se ha convertido en el único nuevo inversor del grupo.
Tras el lanzamiento de su innovador chatbot Pi, Inflection recibió un aluvión de ofertas, lo que dio lugar a esta impresionante ronda de financiación. «Queda mucho por hacer después de que [Pi] valide la tesis central, que es que la conversación es la nueva interfaz», señaló Mustafa Suleyman, CEO de Inflection AI, en una entrevista con Forbes. La empresa también acaba de presentar su primer modelo lingüístico, Inflection-1, que, según se afirma, está a la altura de GPT 3.5, Chinchilla y PaLM-540B y se ha entrenado «utilizando miles de GPU NVIDIA H100 en un conjunto de datos muy amplio», según un documento elaborado por la compañía.
Imagen: Inflection AI
Aunque Suleyman se mantuvo críptico sobre los detalles de la financiación, aseguró que una «parte muy, muy grande» era en dólares líquidos, pero no dijo exactamente cuánto. La ronda no vino acompañada de condiciones o restricciones de control, lo que preserva la libertad de Inflection para forjar nuevas alianzas comerciales. Suleyman recalcó: «No hay movimiento de propiedad intelectual, y seguimos siendo totalmente independientes».
Inflection tiene previsto utilizar esta financiación para mejorar Pi, un chatbot diseñado para generar preguntas y respuestas valiosas a través del diálogo interactivo. Aunque la empresa no compartió métricas de usuarios, Suleyman confirmó que las tasas de participación de Pi se están disparando a medida que se refina y mejora en lo que hace.
Según Suleyman, Pi es sólo la punta del iceberg, lo que significa el futuro de las interfaces a través de la conversación. Sin embargo, Suleyman prevé más financiación en un futuro próximo. Esta vez, sin embargo, los inversores de capital riesgo no tienen por qué presentarse. En sus palabras, «Nuestra red y alcance no es algo que los VC habituales puedan ayudar a acelerar».
Suleyman reconoce que, aunque los costes de formación de modelos de IA se están reduciendo, su gasto absoluto está creciendo debido a la necesidad de modelos más grandes. Aprovechando esta oportunidad de crecimiento potencialmente histórica, Inflection planea una «escala relámpago» y recaudar fondos de forma agresiva para impulsar su rápida expansión.
A raíz de esta inversión, se espera que el clúster de GPU de Inflection AI, que ya es uno de los mayores del mundo, experimente una expansión masiva. Gracias a la colaboración con Nvidia y el proveedor de servicios CoreWeave, el nuevo clúster de Inflection contará con 22.000 H100, superando con creces el clúster de 16.000 GPU de Meta. El entrenamiento de IA requiere equipos extremadamente potentes, con mucha RAM. A modo de comparación, una RTX 2060 (una GPU de juegos media de 2019, todavía muy utilizada hoy en día) tiene 6 GB de vRAM, mientras que una H100 presume de la friolera de 80 GB. Ahora imagina 22.000 de esos chips trabajando juntos.
La IA ha sido el tema de conversación entre los inversores en 2023. Los valores de IA (tanto de hardware como de software) se han disparado a lo largo del año. Las empresas tecnológicas están integrando a marchas forzadas la IA en sus productos y servicios para aumentar la eficiencia y el atractivo para los inversores. A principios de esta semana, las empresas de IA MosaicML, NoTraffic y CalypsoAI también recaudaron un total de 2.000 millones de dólares en rondas recientes. Este nivel de interés no tiene parangón en la historia de las startups de IA.
Teniendo en cuenta el momento que viven las startups de IA, una cosa está meridianamente clara: el apetito por la IA es insaciable, sin signos de desaceleración.
