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El multimillonario biohacker que quiere vivir para siempre se somete a una terapia de rejuvenecimiento del pene

by Thomas

Bryan Johnson, el controvertido multimillonario tecnológico de 45 años que tiene la misión de «volver a cumplir 18», ha levantado ampollas con la última incorporación a su régimen antienvejecimiento: la terapia de rejuvenecimiento del pene.

El empresario, obsesionado con la longevidad, reveló en Twitter que ha empezado a someterse a un tratamiento de ondas de choque en el pene tres veces por semana, con el objetivo de lograr erecciones propias de un adolescente que duren más de tres horas por noche.

El anuncio de Johnson encendió las redes sociales y suscitó reacciones encontradas. Elon Musk, consejero delegado de Tesla y propietario de Twitter, se limitó a responder con un emoji de vómito, sugiriendo su disgusto por el concepto. En otro tuit, Musk reiteró su creencia de que la vida humana debería tener un límite, en marcado contraste con la búsqueda pública de la longevidad por parte de Johnson.

El emprendedor en serie es conocido por fundar la empresa de pagos Braintree (adquirida por PayPal) e invertir dos millones de dólares al año en una investigación antienvejecimiento que utiliza su propio cuerpo como banco de pruebas, y no es ajeno a las técnicas radicales de biohacking. A través de su intensivo «Proyecto Blueprint», Johnson afirma haber reducido su edad biológica al equivalente de una persona de 30 años.

La terapia de ondas de choque envía ondas sonoras al pene para mejorar el flujo sanguíneo y tratar potencialmente la disfunción eréctil. Aunque algunos estudios han demostrado efectos positivos, sigue siendo un método experimental que no está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Sin embargo, muchos de los tratamientos de Johnson -como las transfusiones de sangre de su hijo adolescente- son experimentales, aunque los resultados (satisfactorios o no) están documentados.

En un post de X, Johnson comentó que su objetivo es estar erecto durante 3 horas y 30 minutos por noche. Espera aumentar su actual duración media de erección nocturna de 2 horas y 12 minutos -que su tuit parece sugerir que es la de un hombre de 49 años- para igualarla a la de un joven sano de 18 años.

También quiere alcanzar una «puntuación de dureza de la erección» de 4 sobre 4 estrellas, compartiendo una caprichosa escala visual que va desde la firmeza de lo que parece ser tofu o queso (1 sobre 4 estrellas) hasta un pepino (4 sobre 4), con plátanos pelados y sin pelar entre medias. Hablando de precisión científica.

Johnson tuiteó por primera vez sobre la terapia la semana pasada, pero ha seguido compartiendo su régimen y sus planes, incluso con un gráfico de «Rejuvenecimiento de Johnson’s Johnson» el jueves.

Puede que Johnson parezca la representación en la vida real de un científico loco, pero su estilo de vida poco ortodoxo está dando resultados positivos, al menos en teoría. Entre algunos de sus logros, de ser ciertos, Johnson menciona la ralentización de su ritmo de envejecimiento, la reducción de la edad biológica de su índice de testosterona libre (ITL) en 20 años, la mejora de la calidad de más de 30 órganos y el registro de más de 50 biomarcadores clínicos óptimos.

El gran debate que subyace a esta extraña historia se centra en hasta dónde debe llegar la ciencia en la prolongación radical de la vida, y si la esperanza de vida humana debe seguir siendo finita. Con los rápidos avances de la biotecnología y la inteligencia artificial, Johnson y sus compañeros de Silicon Valley están decididos a averiguarlo.

Lo ame o lo odie, es probable que el multimillonario biohacker siga traspasando fronteras en su desafiante marcha contra el envejecimiento. Para bien o para mal, el viaje de Johnson obliga a la sociedad a reflexionar sobre un futuro en el que revertir el envejecimiento podría convertirse en algo normal para quienes dispongan de los medios necesarios.

Y puede apostar a que, si la humanidad alcanza la inmortalidad, todos los hombres del planeta querrán tener erecciones de tres horas.

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