Sam Altman, seguro de la ayuda de la empresa líder mundial en inteligencia artificial OpenAI, ve en gran medida contrapartidas positivas en la tecnología que se apresura a igualar rápidamente la inteligencia humana.
«Aunque estamos renunciando a algo aquí, en cierto sentido vamos a tener cosas que son más inteligentes que nosotros», dijo al magnate de la tecnología Bill Gates durante una reciente conversación en podcast. «Si podemos entrar en este mundo de post escasez, encontraremos nuevas cosas que hacer».
Altman y Gates mantuvieron un perspicaz diálogo en el que se revelaron profundas ideas y se desgranaron las perspectivas de Altman sobre la IA y su trayectoria. Pero antes, Altman trató de tranquilizar a los observadores del sector tras el fallido golpe empresarial del año pasado.
«Mucha gente ha comentado que el equipo nunca se ha sentido más productivo, ni más optimista, ni mejor», dijo Altman.
Altman se refirió a los aspectos filosóficos de la IA, contemplando un futuro en el que la IA supere a la inteligencia humana. Anteriormente ya había expresado su preocupación por el impacto socioeconómico de la IA, reclamando una mejor normativa que garantice un desarrollo adecuado de la IA.
Para Altman, la IA conducirá a una sociedad en la que los trabajadores podrán hacer más cosas por la misma cantidad de dinero, lo que les hará más productivos para sus empleadores.
«Si haces que un programador sea tres veces más eficaz, no es sólo que pueda escribir, que pueda hacer tres veces más cosas, es que puede… pensar en cosas totalmente diferentes», afirmó.
Para Altman, este cambio en la dinámica de trabajo que está provocando la IA es inevitable.
«La parte que me parece potencialmente un poco aterradora es la velocidad a la que la sociedad va a tener que adaptarse y que el mercado laboral va a cambiar», afirmó.
Altman dijo anteriormente que «la hipotética idea de que ya hemos hecho algo realmente malo al lanzar ChatGPT» es algo que le molesta. Sin embargo, por muy preocupado que pueda parecer por el futuro de los afectados por la IA, OpenAI está ampliando sin descanso los límites de sus modelos GPT, presentando LLM más potentes, una tienda de agentes personalizados que podrían sustituir fácilmente más puestos de trabajo y asociándose con sitios de noticias para entrenar su futuro modelo GPT-5 con sus contenidos.
En cuanto al futuro de la IA, Altman hizo hincapié en la necesidad de dar saltos significativos en las capacidades cognitivas de la IA. Para él, la multimodalidad (la capacidad de un modelo para comprender entradas que van más allá del texto y contienen imágenes o vídeos, por ejemplo) desempeñará un papel clave a la hora de determinar qué modelo domina la carrera de la IA.
Sin embargo, la calidad de los resultados será el factor diferenciador, y «las áreas de progreso más importantes girarán en torno a la capacidad de razonamiento… y también a la fiabilidad», afirmó.
Altman y Gates abordaron el tema de las limitaciones normativas y éticas, explorando las peticiones de un marco normativo mundial cohesionado para la IA. Teniendo en cuenta el impacto expansivo de los sistemas avanzados de IA, volvió a abogar por un enfoque de gobernanza equilibrado e internacional:
«Para estos… futuros sistemas extraordinariamente potentes, hemos estado socializando la idea de un organismo regulador mundial», afirmó.
Las reflexiones de Altman presentan una perspectiva polifacética sobre el futuro de la IA: una mezcla de esperanza y prudencia, ingenio y responsabilidad. Nuevos actores en el campo de la IA están desafiando el dominio de OpenAI, y los reguladores (al igual que los trabajadores de a pie) están más preocupados que nunca.
Eso no asusta a Alman.
«Es, ya sabes, a la vez molesto, motivador y divertido», afirma, «pero nos empuja a ser mejores y a hacer las cosas más rápido».
