Tras la quiebra de FTX, un hacker consiguió desviar todos los fondos que quedaban en la bolsa. Tras canjear todos los activos robados por Ether (ETH), se convirtió en la ballena número 36, con unos 229.000 ETH. Cuáles son los riesgos de la segunda mayor criptodivisa del mercado
La 38ª ballena más grande del éter (ETH)
La bolsa de criptomonedas FTX, declarada en quiebra bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos, sufrió un hackeo masivo este fin de semana. Varios cientos de millones de dólares fueron desviados directamente de las cuentas de los usuarios.
Según la empresa especializada Elliptic, de los 477 millones de dólares sospechosos de haber sido robados, unos 186 millones fueron trasladados a un monedero de almacenamiento seguro por la propia FTX. El resto sigue en la cartera del hacker.
Según los datos de la cadena transmitidos por Beosin Alert, el hacker cambió la mayoría de las criptomonedas que poseía por Ether (ETH). Ahora posee 228.523 ETH, con un valor aproximado de 288,8 millones de dólares en el momento de escribir estas líneas. Esto le convierte en el 35º mayor poseedor de éter del mundo.
FTX Accounts Drainer (0x59AB…32b) ha realizado múltiples operaciones de intercambio y de cadena cruzada durante el último día y actualmente posee ~338.598.702 dólares de activos.
La mayoría de los fondos se mantienen en el
0x59ABf3837Fa962d6853b4Cc0a19513AA031fd32b address.Saldo actual: pic.twitter.com/SMrkbcwULL
– Beosin Alert (@BeosinAlert) 15 de noviembre de 2022
Además, el hacker ha realizado múltiples intercambios entre varias blockchains en los últimos días. Parece que está haciendo arbitraje, y que algunas de sus transacciones le han permitido ganar más de 100 ETH.
Aún así, actualmente existe un riesgo significativo para la segunda criptodivisa más capitalizada del mercado. Aunque el impacto en el mercado de un movimiento así es difícil de medir, si el hacker se deshiciera de su ETH, el precio del activo podría caer bruscamente.
En el momento de escribir estas líneas, el Ether ha bajado un 2,5% en las últimas 24 horas, mientras los inversores se preparan para lo peor.
