El polémico proyecto de verificación de identidad de Sam Altman, Worldcoin, se puso en marcha ayer. Ahora sabemos cuánto gana alguien si acepta escanear su iris para proporcionar datos biométricos al proyecto. Y eso plantea algunas preguntas
Escaneado del iris para criptomonedas
Esta es una de las principales críticas al proyecto Worldcoin, que está alimentando la polémica. ¿Es ético jugar con el señuelo del lucro para recuperar los datos biométricos de muchas personas? El proyecto de Sam Altman, creador de ChatGPT, ha suscitado interés y debate esta semana.
Ahora tenemos una idea de la cantidad de Worldcoin que pueden reclamar las personas que escanean su iris. Según el analista Ignas, una persona recibió 62 dólares en WLD tras escanear su iris. Esta cantidad está destinada a cambiar, ya que el precio de Worldcoin sigue fluctuando salvajemente. Esta mañana, el token cotiza en torno a los 2 dólares, según datos recogidos por CoinGecko:
El precio de WLD sigue siendo muy volátil tras su lanzamiento
La capitalización total de WLD es actualmente de 217 millones de dólares
Las preguntas que esto plantea
Como han señalado varios comentaristas, aunque 62 dólares es una suma relativamente modesta en Francia y Europa Occidental en general, no es necesariamente así en otros lugares. En países con economías muy frágiles, donde la inflación está muy extendida, puede ser una suma considerable. Y eso, según los detractores de Worldcoin, puede ser problemático desde el punto de vista ético.
¿Cómo garantizar que los usuarios económicamente débiles escanean su iris por un auténtico deseo de participar en el proyecto, y no simplemente por la necesidad de ganar dinero? Según el whitepaper de Worldcoin, los usuarios que han escaneado su iris se encuentran en una gran variedad de regiones:
Distribución geográfica de los usuarios que han escaneado su iris
A fecha de ayer, el 63% de los usuarios que han facilitado sus datos biométricos se encuentran en África y Asia. Un total de 43 millones de WLD se distribuirán entre los usuarios a lo largo de los años. Sabemos que los responsables de Worldcoin han desarrollado su proyecto en Sudán e Indonesia, lo que ha suscitado críticas: ¿se han aprovechado de la pobreza de los habitantes de estos países?
Una cosa es cierta: los debates en torno a Worldcoin no van a detenerse. El proyecto de Sam Altman, distópico para unos y revolucionario para otros, debería sentar un precedente a la hora de combinar las tecnologías financieras con las vinculadas a los datos biométricos.
