Mientras los bancos suizos comienzan a reconocer el bitcoin como un activo fiable para los créditos Lombard, surge una paradoja entre la emancipación prometida por el BTC y la necesaria integración en un sistema financiero tradicional rígido. Esta evolución plantea una pregunta crucial: ¿hasta qué punto se puede preservar la soberanía individual al tiempo que se aceptan las restricciones de las instituciones establecidas?
Bitcoin a cambio de efectivo: el BTC reconocido como garantía de confianza
Delubac, Swissquote y, más recientemente, Mt Pelerin ofrecen ahora créditos Lombard a cambio de Bitcoin. La oferta es sencilla: usted deposita criptomonedas como garantía (bitcoin, ether, etc.) y la empresa le presta dinero a cambio. Esto implica una infraestructura centralizada y un banco que actúa como intermediario con claves privadas y, por lo tanto, los fondos están en manos de una autoridad y no del cliente.
De hecho, el crédito Lombard está históricamente reservado a una clientela adinerada que posee activos financieros tradicionales como acciones, oro u objetos de valor. Este último permite a estas personas movilizar su cartera como garantía y obtener préstamos fácilmente para no tener que liquidar su patrimonio.
Gracias a esta propuesta de crédito Lombard crypto, los titulares de BTC o ETH pueden ahora acceder a liquidez en moneda fiduciaria, al tiempo que mantienen su exposición a las criptomonedas.
La integración de estos principios en un producto bancario suizo, a menudo reconocido como símbolo del «conservadurismo financiero», marca un punto de inflexión: el reconocimiento implícito de la legitimidad económica del bitcoin como reserva de valor. Podemos decir que esto equivale a convertir este activo, durante mucho tiempo marginado, en un colateral digno de confianza, al igual que el oro.
BTC como garantía, pero ¿a qué precio?
Sin embargo, aunque esta integración parece una victoria, también plantea preguntas sobre el riesgo de «captura» de esta herramienta revolucionaria que es el bitcoin por parte de las instituciones a las que pretende eludir.
De hecho, el crédito Lombard respaldado por criptomonedas sigue estando muy restringido. Por ejemplo, la relación préstamo-valor (LTV) tiene un límite máximo del 40 %, lo que limita considerablemente la cantidad que se puede pedir prestada en relación con el valor de los activos.
Además, este tipo de crédito solo es accesible desde determinadas jurisdicciones, lo que excluye a una gran parte de los usuarios internacionales. Por otra parte, Yann Gerardi, responsable de marketing de Mt Pelerin, explica en el comunicado que para obtener un crédito Lombard en criptomonedas no solo hay que pasar un KYC, sino también «detallar el origen de los fondos criptográficos».
Por último, las criptomonedas deben depositarse en entidades bancarias suizas, lo que implica ceder temporalmente la custodia de los activos y, por lo tanto, las claves privadas.
Esto entra en contradicción con el principio fundamental de la soberanía individual, que prefiere la posesión a la simple tenencia de los BTC: «si no son tus claves, no son tus monedas».
Algunas alternativas sin custodia y peer-to-peer, como HodlHodl o Lendasat, permiten pedir préstamos en stablecoins o en fiat sin pasar por un intermediario bancario ni ceder las claves privadas. Lendasat incluso tiene previsto integrar próximamente los contratos DLC (contratos inteligentes específicos para Bitcoin, diseñados para ser privados, seguros y no invasivos), reforzando así la confidencialidad y la seguridad de los préstamos.
Cabe señalar también que, en el universo DeFi, ya es posible obtener préstamos en criptomonedas a cambio de otras criptomonedas, pero esto sigue limitado al propio ecosistema criptográfico, sin pasarelas directas hacia las finanzas tradicionales.
Cabe destacar también que el marco fiscal aún no está totalmente estabilizado. Algunos abogados fiscalistas recomiendan cautela, sobre todo debido a la posibilidad de que en el futuro se establezca un régimen europeo específico sobre la pignoración (el uso de un activo como garantía de un préstamo sin perder su propiedad) de las criptomonedas.
No obstante, esta tensión entre la soberanía absoluta y la integración parcial en el sistema tradicional puede considerarse un compromiso temporal que permite a las personas acaudaladas movilizar su patrimonio criptográfico sin disolverlo ni someterlo a la arbitrariedad fiscal.